TI verde: definición

Según el ministerio federal alemán de medio ambiente, se entiende como TI verde «aquellos productos y servicios de la tecnología de la información y de las comunicaciones (CIT) compatibles con el medio ambiente, así como el uso de dicha tecnología para proteger el medioambiente». Esto se refiere a todo el ciclo de vida, desde los requisitos de materias primas hasta las emisiones de CO₂, desde la fabricación hasta la eliminación. Por tanto, el objetivo es lograr una «transformación digital sostenible de la sociedad, en la que el uso creciente de las tecnologías digitales no se asocie a un aumento de los efectos negativos sobre el medio ambiente». 

Estudio: la tecnología de la información genera cantidades ingentes de CO₂

El sector de la tecnología de la información y de las comunicaciones consume mucha energía. Los servicios en la nube, por ejemplo, operan enormes centros de datos que necesitan alimentación eléctrica y refrigeración. Se calcula que solo estos centros de datos son responsables de aproximadamente el 3 % del consumo energético de toda la UE. Además, las tecnologías blockchain o la inteligencia artificial (IA) están impulsando la demanda energética de los centros de datos aún más.

Sin embargo, los dispositivos que utilizan las empresas son responsables de la mayor parte de las emisiones CO₂ relacionadas con el sector. Según un estudio de McKinsey  los smartphones, PC, impresoras y demás emiten casi el doble de CO₂ que los centros de datos de toda Alemania. Esto se debe, sobre todo, a que este tipo de dispositivos se sustituyen con relativa frecuencia y las emisiones de CO₂ resultantes de su producción son, por tanto, muy significativas. Según el estudio, el sector de la tecnología de la información en Alemania generó entre 13 y 17 toneladas de emisiones de dióxido de carbono en 2021 (incluido el uso de software).

Y un estudio del grupo francés The Shift Project pronosticó ya en 2019 que las emisiones de la economía digital podrían alcanzar un 8 % del total de las emisiones de CO₂ para el año 2025.


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Ventajas competitivas de la TI verde

Debido al inmenso aumento del precio de casi todas las fuentes de energía convencionales, las empresas se centran cada vez más en reducir su consumo energético. Mediante el uso y contratación de tecnologías verdes, las empresas pueden disfrutar de ventajas competitivas en materia de ahorro energético.

Según el estudio de McKinsey, por ejemplo, entre el 50 % y el 60 % de las emisiones generadas por las terminales pueden evitarse mediante la compra proactiva de dispositivos respetuosos con el medio ambiente. De este modo, las empresas podrían hacer uso cada vez más de dispositivos con certificación de eficiencia energética. O de dispositivos reacondicionados, que tienen un alto contenido de materiales reciclados o una vida útil más larga.

Estas decisiones no solo tienen un impacto positivo en el medio ambiente y en los resultados comerciales de las empresas, sino también en su reputación social e imagen de marca. También en su atractivo como empleador y en su fidelización de clientes.

TI verde: ejemplos de aplicación

En la práctica empresarial ya se han establecido varios ejemplos de TI verde. Una de las posibilidades es el uso de los llamados «entornos de alta densidad». Aunque el precio de compra de este tipo de hardware es más caro que el convencional, se amortiza rápidamente porque el espacio disponible y la energía consumida se utilizan de manera más eficiente.

Otra opción de ahorro energético es el uso de la refrigeración líquida o «liquid cooling». En la actualidad, la refrigeración líquida puede anular tres cuartas partes del flujo térmico. Por un lado, esto disminuye la mayor parte de la refrigeración mecánica y, por otro, el calor generado puede utilizarse de manera secundaria.

En general, trasladar procesos y aplicaciones a la nube es ventajoso. Debido a su escala de tamaño, los sistemas en la nube tienden a consumir menos energía.

Hay otras medidas que pueden garantizar unos procesos más respetuosos con el medio ambiente. Por ejemplo, las «oficinas sin papeles», es decir, prescindir en gran medida del uso de impresoras. O la eliminación ecológica de equipos para garantizar una mayor cuota de reciclaje y la compra de electricidad verde para respaldar la generación de energía sostenible.