¿Qué es la logística urbana?

La entrega directa al cliente es un factor primordial para las empresas del sector del comercio electrónico. Se trata de la última etapa de la cadena de suministro, que empieza en un centro o lugar de distribución y termina con el consumidor final B2B y B2C. Esta etapa se conoce como la última milla (del inglés last mile).

El elevado volumen de tráfico, sobre todo en las zonas urbanas y en las proximidades de las áreas metropolitanas, plantea retos especiales en materia de almacenamiento y transporte. La logística urbana (urban logistics) es el nombre del concepto que se encarga de abordarlos.

El punto de partida son los denominados almacenes logísticos de última milla (last mile logistics depots), que suelen caracterizarse por lo siguiente:

  • Buen acceso a la red local de carreteras, tanto para la recepción de mercancías como para el transporte posterior.
  • Distancias cortas hasta los clientes finales, con un plazo máximo de entrega de una hora.
  • Gran número de puertas de carga y una zona operativa amplia.
  • Rápido flujo de bienes y mercancías.

Estas unidades logísticas urbanas funcionan como centro de carga de furgonetas de reparto y otros medios de transporte que se encargan de los envíos a los consumidores particulares. Los edificios suelen ser de planta en T o E.

Dentro de las instalaciones, los paquetes o palés se trasladan de vehículos más grandes a otros más pequeños, de modo que puedan llegar a zonas urbanas muy pobladas y saturadas. Por ello, los centros logísticos urbanos suelen ofrecer el tipo de preparación de pedidos denominado cross docking, en el que hay pocos o ningún almacén y una parcela reducida con un patio grande para que las furgonetas de reparto puedan aparcar mientras esperan su turno de carga.

El gran auge del comercio electrónico está propiciando un aumento de la demanda de espacios de última milla. Así lo confirma, por ejemplo, un estudio publicado por Mileway, proveedor de inmuebles logísticos de última milla en Europa en marzo de 2023, en el que se encuestó a unas 600 empresas del Reino Unido, Alemania, Francia, Países Bajos y Suecia.

Según esta encuesta, «más de tres cuartas partes (77 %) de las empresas encuestadas declararon que tienen previsto aumentar el espacio de última milla que alquilan, ya sea ampliándolo, abriendo nuevas ubicaciones o haciendo ambas cosas. Esta cifra es significativamente superior al 60 % que se registró en agosto de 2021».
 


¿Qué ventajas aporta la logística urbana?

Cuando se aplica correctamente, el principio de la última milla puede aportar una ventaja competitiva. Entre las ventajas clave de la logística urbana destacan las siguientes:

  • Gracias a la proximidad a los consumidores, las empresas pueden tramitar y entregar los pedidos en el mismo día. Esto logra aumentar la satisfacción y la confianza de los clientes.
  • Las devoluciones y los envases vacíos pueden gestionarse más fácilmente en el trayecto de vuelta ya que las distancias son cortas (transporte emparejado).
  • La ubicación de los almacenes en entornos urbanos es especialmente ventajosa para los millennials. Su poder adquisitivo y su preferencia por las compras en línea los perfilan como un público objetivo prioritario, sobre todo porque también desempeñan un papel cada vez más importante en el contexto B2B.
  • Las mercancías pueden entregarse de forma flexible en distancias cortas gracias al uso de diversos medios de transporte alternativos.
     

¿Cómo afecta la logística urbana al transporte?

Una de las ventajas clave del concepto de última milla son las distancias cortas en entornos urbanos o periferias. Sin embargo, estas áreas suelen tener poco espacio y mucho tráfico, por lo que los camiones más grandes y pesados no siempre son la mejor opción. En lugar de ello, en este contexto resultan más eficaces los vehículos más pequeños y manejables que operan desde centros urbanos o microalmacenes (centros de recogida o distribución para la entrega, la manipulación, el almacenamiento provisional y la distribución capilar). Pueden ser furgonetas eléctricas o bicicletas eléctricas de carga, por ejemplo.

Esto genera oportunidades para una logística urbana sostenible, ya que reduce las emisiones de gases de efecto invernadero, contaminantes atmosféricos y ruido, entre otros. En este sentido, resulta fundamental que la cadena de suministro digitalice al máximo su organización y garantice la optimización de los horarios, las rutas y el uso de los vehículos en la última milla. Así se reducen al mínimo los kilómetros en vacío, así como los costes y las emisiones correspondientes.

Otro punto a favor de este enfoque es que el cálculo informatizado facilita a las empresas la organización de las entregas de última milla de un modo colectivo y cooperativo que permite ahorrar recursos, y que hasta ahora resultaba difícil.